lunes, 7 de julio de 2014

Condecorado al padre Diego Jaramillo Cuartas, Presidente de la Organización Minuto de Dios, por su gran labor evangelizadora en los medios de comunicación

En el marco de la XCVII Asamblea Plenaria que tiene lugar en la Conferencia Episcopal de Colombia, fue condecorado el padre Diego Jaramillo Cuartas, Presidente de la Organización  El Minuto de Dios, por su gran labor evangelizadora en los medios de comunicación. haciéndole entrega de la Medalla Inter Mirífica.

“Asamblea de enorme trascendencia para la marcha en la fe, en la esperanza y el amor de la Iglesia que peregrina en Colombia”, Cardenal Rubén Salazar Gómez.




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Monseñor José Daniel Falla, Secretario General de la CEC dirigió unas palabras al padre Diego resaltando su labor y agradecimiento por la obra realizada a través de los medios de comunicación (televisión, radio, librerías e internet)


Posteriormente, el padre Diego Jaramillo tomó la palabra e inició agradeciendo a todos los presentes por dicha condecoración, afirmando que esta distinción es un homenaje a la Obra en la que trabaja.

Así mismo, destacó la gran Obra que representa El Minuto de Dios, recordando que ya se han completado 64 años de radio y casi 60 de televisión, medios en los cuales se ha llevado constantemente la Buena Nueva de Jesucristo.  De igual forma, habló del aporte social y  educativo que el Minuto de Dios ha hecho en el país, con la construcción, mejoramiento y entrega de viviendas, colegios y por supuesto, la Universidad.

Por otro lado, en entrevista con Emisora Minuto de Dios,  el padre Diego Jaramillo, mencionó que este reconocimiento lo tomó por sorpresa: “porque después de tanto tiempo trabajando uno sólo piensa en seguir trabajando, no en recibir este tipo de reconocimientos”
Así mismo, afirmó que éste es un motivo para seguir sirviendo a las diócesis, a la Iglesia Católica, para anunciar a todos la Buena Noticia
Por otro lado, habló de varios desafíos que se han presentado en el desarrollo de la Obra Minuto de Dios. Afirmó que el primer desafío fue construir la primera casa, sin embargo, la gente poco a poco fue respondiendo. El segundo desafío fue el tema de la educación, luego hubo desafíos en el ámbito del trabajo, bienestar, democracia, salud, en fin, ha sido una labor muy compleja que con la ayuda de Dios se ha podido sacar adelante.

“Si el padre Rafael con un minuto de radio, logró lo que logró, más aun nosotros teniendo todos estos medios a nuestro alcance podemos hacer muchas cosas y contribuir con esta obra”.

Finalmente, el padre Diego invitó a toda la comunidad a seguir trabajando. “Estoy  muy agradecido, sigamos orando para que el Señor nos siga bendiciendo”















FUENTE: EMISORA MINUTO DE DIOS, CEC

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Siendo todos miembros de la Familia de Dios, estamos llamados a entrar en la dinámica de la misericordia.

Reunión y acciones de la Comisión Pontificia para la tutela de menores

 ''La imagen de Pedro viendo salir a Jesús de esa sesión de terrible interrogatorio, de Pedro que se cruza la mirada con Jesús y llora. Me viene hoy al corazón en la mirada de ustedes, de tantos hombres y mujeres, niños y niñas, siento la mirada de Jesús y pido la gracia de su orar. La gracia de que la Iglesia llore y repare por sus hijos e hijas que han traicionado su misión, que han abusado de personas inocentes. Y hoy estoy agradecido a ustedes por haber venido hasta aquí.

Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no, no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesus miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo? y se animaron a sostener esa mirada.

Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave pecado. Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas le fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia. Profanan la imagen misma de Dios a cuya imagen hemos sido creados. La infancia, sabemos todos es un tesoro. El corazón joven, tan abierto de esperanza contempla los misterios del amor de Dios y se muestra dispuesto de una forma única a ser alimentado en la fe. Hoy el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas y quiere llorar. Pide la gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida.

Sé que esas heridas son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual. Incluso de desesperación. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia.

Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia. Para estas familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor. Jesús torturado e interrogado con la pasión del odio es llevado a otro lugar, y mira. Mira a uno de los suyos, el que lo negó, y lo hace llorar. Pedimos esa gracia junto a la de la reparación.

Los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios. Algunos se han aferrado a la fe mientras que en otros la traición y el abandono han erosionado su fe en Dios.

La presencia de ustedes, aquí, habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad. Sin duda es un signo de la misericordia de Dios el que hoy tengamos esta oportunidad de encontrarnos, adorar a Dios, mirarnos a los ojos y buscar la gracia de la reconciliación.

Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón.

También les pido perdón por los pecados de omisión por partes de lideres de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo.

Por otro lado la valentía que ustedes y otros han mostrado al exponer la verdad fue un servicio de amor al habernos traído luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia. No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical. Todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad.

Para todos nosotros tiene vigencia el consejo que Jesús da a los que dan escándalos: la piedra de molino y el mar (cf. Mat 18,6).

Por otra parte vamos a seguir vigilantes en la preparación para el sacerdocio. Cuento con los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, todos los menores, sean de la religión que sean, son retoños que Dios mira con amor.

Pido esta ayuda para que me ayuden a asegurar de que disponemos de las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia Universal para la protección de menores y para la capacitación de personal de la Iglesia en la implementación de dichas políticas y procedimientos. Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelva a ocurrir en la Iglesia.

Hermanos y hermanas, siendo todos miembros de la Familia de Dios, estamos llamados a entrar en la dinámica de la misericordia. El Señor Jesús nuestro salvador es el ejemplo supremo el inocente que tomó nuestros pecados en la Cruz, reconciliarnos es la esencia misma de nuestra identidad común como seguidores de Jesucristo. Volviéndonos a El, acompañados de nuestra Madre Santísima a los Pies de la Cruz buscamos la gracia de la reconciliación con todo el Pueblo de Dios. La suave intercesión de nuestra Señora de la Tierna Misericordia es una fuente inagotable de ayuda en nuestro viaje de sanación.

Ustedes y todos aquellos que sufrieron abusos por parte del clero son amados por Dios. Rezo para que los restos de la oscuridad que les tocó sean sanados por el abrazo del Niño Jesús, y que al daño hecho a ustedes le suceda una fe y alegría restaurada.

Agradezco este encuentro. Y por favor, recen por mi para que los ojos de mi corazón siempre vean claramente el camino del amor misericordioso, y que Dios me conceda la valentía de seguir ese camino por el bien de los menores. Jesús sale de un juicio injusto, de un interrogatorio cruel y mira a los ojos de Pedro, y Pedro llora. Nosotros pedimos que nos mire, que nos dejemos mirar, que lloremos, y que nos dé la gracia de la vergüenza para que como Pedro, cuarenta días después podamos responderle: ?Vos sabès que te amamos? y escuchar su voz ?Volvè por tu camino y apacentà a mis ovejas? y añado ?y no permitas que ningún lobo se meta en el rebaño?.''

Homilía completa pronunciada por el Papa Francisco durante la celebración de la misa en la capilla de Santa Marta a la que asistieron seis personas víctimas de abusos por parte de miembros del clero.

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